SMS

Joaquín Ortega



-¿Nunca has tenido la sensación de que te observan? ¿De que mientras estás solo en tu casa, pasan sobre tu espalda unos... ojos… escurriéndose?

-Sí. Un par de veces. Cuando me di vuelta, tenía un espejo sobre mí. Sentí como una picazón leve…creí que me bajaba algo de la nuca, y subía hasta detenerse… hasta la altura de los hombros.

-¿Ese espíritu era…?

-La policía de la próstata, seguramente.

-¡…!

-No te rías. Igual le tomé un poco de idea a quedarme sólo en casa. Ahora, creo que no fue tanto miedo, como fobia a la antigüedad.

-¿Qué más dejó la abuela de Natalia en esa casa?

-Un par de cachivaches hermosos…eran como grandes candeleros para el Sancto Sanctórum.

-O para alguna tenida extraña. Esa señora era una mezcla rara entre activista anticlerical y masajista hegeliana.

-¿Disculpa?

-Sí, cuando te dolía algo te embadurnaba con sus pomadas caseras, y comenzaba con unas largas monsergas sobre la Propedéutica de Hegel. Pocas veces me sirvió tanto una torcedura de pié, para hacerme la idea de cómo sería un examen universitario.

-¡Que mal!

-Bastante loca, ¿no?

-Me gusta esta mesa. Da buen sol y buena sombra.

-Sí, aquí se está muy bien. Se está muy bien.

-¿Vas a pedir otro sándwich?

-Sería una exageración. Demasiado pan por hoy. Es suficiente con tu mitad, las Coca Colas y con el Memorial que me comí antes de salir

-¿Qué lleva el Memorial?

-Es un invento de Jota. En un pan francés, se unta mermelada de naranja a un lado y un poco de queso de cabra en el otro. Lo espolvoreas con unas pocas nueces molidas y ¡voilà!

-¿Y el aceite de oliva? Jota le pone hasta al chocolate aceite de oliva.

-Sí, se me olvidaba. Aceite de oliva al pan antes de untar la mermelada y el queso de cabra. Por cierto, unas tiras de jamón selva negra le van perfectas.

-¿Y tú no quieres algo más?

-No, que va. Tener en estos días, estas tenazas, ¿sabes? Estos aparatos dentales…

-Los brackets

-Eso. Sufrirlos es lo mismo que convertirte en un minusválido gastronómico.

-A mí no me gustaría ser uno de esos tipos… de los minusválidos gastronómicos, quiero decir.

-Sí, de esa gente que no distingue al eneldo del romero.

-O peor, de los que le colocan Tabasco a todo y matan sus papilas gustativas.

-Jamás distinguirían un Cardenal Mendoza de un enjuague bucal.

-Sí, entiendo.

-Has visto ese aparato, al menos dos veces. ¿Qué hora es?

-Ya falta poco. Además, tengo unos mensajes viejos.

-Bórralos.

-Debo responderlos.

-¿Todos?

-Todos.

-¿Te pasaste por la idea de que a lo mejor no vengan?

-Siempre vienen. Los que se entusiasman por la muerte que compran, siempre vienen… con la misma cara y por la misma calle. Siempre.

-¿Has sentido fastidio de esperar una luz verde… una que muchas veces, no quieres ver llegar?

-Lo he sentido, pero no en esta faena. Me ha pasado cuando debo conversar por teléfono con alguien desconocido… cuando debo sugerirle otra vida.

-Por cierto ¿cómo sigue el asunto del cobrador?

-Sigue llamando todos los días.

-¿A la misma hora?

-A la misma hora. Ese es su trabajo, el mío es negarme y el de Jen no atender el teléfono. Me dice que le desespera. Yo le digo que lo apague… o que lo vea como un adorno, que saque el teléfono de su base y juegue con él…. ¡que sé yo!

-Con la francesa me pasaba lo mismo que con la gringa: creen que porque uno les presta atención, se está enamorando.

-Sí, y no es más que un simple esmero. “Foco”, le dicen ahora. Si no lees los labios y no escuchas al detalle, se pierde la mitad del mensaje en la traducción.

-¿Que gustosa es el agua con gas no?

- …, …, …, …ujúm…

-¿La gente no se cansará de enviar maldiciones?

-¿Echarle envidia a la envidia?

-Exactamente.

-Es su naturaleza distorsionada. Además cuando ya no habite el mal en el mundo, se ocultará dentro de los corazones.

-Demasiada mano blanda en estos días… es mi opinión…

- Excelente macchiato

-Que fastidio con los tibios…

-Ujúm… es como el síndrome de Hermes… o de Mercurio… o de quien quiera sea el mensajero de los dioses… ¿me das un poco más de ese licor?

-Claro, es siciliano, de las mejores hierbas.

-Caldo oscuro que arde y…

-Y que abre el apetito otra vez…

-Creo que la gula podría llevarme muy hondo.

-Sí pudiera…

-Tú lo has dicho… sí pudiera.
-Ya llegaron. Vayamos dentro de la iglesia. No deben vernos los legionarios.

-Caminemos lento. Suaves y lentos… como dos idiotas viendo hacia al semáforo. A ver, a ver… admirémoslo… como si fuera un Velásquez.

-Mira aquel personaje…

-¿El que aparenta más edad de la que tiene?

-Ese mismo.

-¿Sabes?… Habitar entre dos mundos es como tener varias visas, sólo que llega un momento en que se te olvida de donde vienes.

-No de dónde vienes, sino más bien, en nombre de quién has ido a conversar.

-¡Mucho peor es que se olvide la encomienda!

-O el mensaje. Da igual.

-Da igual, pero recibiendo el gol.

-¿Es tiempo?

- …No hay sonido

-Detengámonos unos segundos. Ahora, a un lugar cerca de la puerta.

-¿Nos sentamos aquí?

-Aquí está bien… ¿otro trago?

-No, gracias.

-Yo sí quiero… por cierto… Qué cagada es estar muerto, ¿no?

-Sí. Sólo algunos te lloran de verdad, afuera de la fiesta.

-Mientras los vivos deciden animarla, para mantenerse visibles.

-Sí, al menos hacen su trabajo… bueno, algún trabajo.

-A otros ni les importa. No dejan de atender a sus mujeres o al hechizo que confunden con amor.

-Sí… y a los que pretendes ayudar… o inspirar no deducen nada. Eso sí, siguen viviendo, buena parte de su tiempo contentos, de que no le hicieran más sombra los suprimidos

-¡…!

-Quiero decir, los que se fueron.

-Nadie quiere aprender.

-Nadie. Ni un poquito.

-Ni escuchar en sueños.

-Hoy me gustaría enviar nardos.

-Su olor me dice cosas al cerrar los ojos.

-¿Como que las plegarias llegan a ser escuchadas?

-Sí.

-El olor de los nardos huele un poco a abuelas en misa…

-Movámonos un poco más adelante.

-¿Aquí? ¿Nos sentamos ahora aquí?

-Sí. Aquí está bien. Persígnate y guarda la botella.

-Sí. Te diré que celebro a las abuelas en misa… con sus vestidos de flores, su caminar pausado, sus pequeños regalos a los nietos…

-Bueno, no todas son adorables…

-Las viejas fanáticas son de lo peor.

-Sí, creen que salvarán el alma porque hacen malabares con el rosario.

-Y su mente está en otro lado…

-En fechorías… o en críticas de las otras veteranas que tienen al frente.

-El centro de su alma pudiera salvarse...

-Si lo preguntas, creo que de hecho, se recoloca… el resto corrupto pasa a un fogón que empuja al mundo…

-La astucia de la razón… ¿viste?

-Otra vez Hegel.

-El catire Hegel… ¿un irresistible sabías?... no perdonaba a una cristiana…

-No lo sabía.

-Posiblemente… hoy susurre un par de plegarias detrás de esos confesionarios… para que esa estufa… o el fogón del que hablábamos nunca quede como reliquia.

-¿Y si después de tanta rutina… pasara a otros dueños?

-No lo sé. Siempre hay más de un motivo para mantener cosas viejas en servicio.

-Para muestra un botón…

-O dos botones…

-Hoy trabajaré con una Colt 45… es pesada, pero firme a corta distancia… igual, nunca escuchan cuando me acerco.

-Yo haré un tajo de fuego con ésta…

-Hermosa… ¿fue la que pudo ver Dante?

-Ese fue el quinto Enrique, pero sí, tienes razón… le hizo unos versos un bardo anónimo…

-¿El de la guitarra eléctrica?

-No, el de los círculos de caucho

-¿El himno que suena es la señal?

-Es la señal. A la calle, rápido pero sin correr. La prisa es plebeya.

-Yo desguarnezco a los de la derecha…

-Sin restos ni piedad, de aquí, hasta abajo y vuelta.

-Así sea.

-Recuerda murmurarle al tibio… ¿qué le dirás hoy?

-Cuando bajes al infierno, que no se te quemen las alas.

2 comentarios:

  1. ...Sabía dosificar muy bien tanta latencia media, acompañada siempre de una cierta aspereza térmica: esa era su virtud (la de ella). CONTINÚA..

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  2. mándame un mensaje. jajajaja

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